martes, 30 de octubre de 2018

Robará el hombre a Dios


Robará el hombre a Dios
La temática que iniciaremos esta semana tiene que ver con la mayordomía y por ello, queremos comenzar con lo relacionado al diezmo, tema que siempre es bastante ríspido y difícil, pues muchos creen que lo último que se convierte en el creyente es su billetera, y muchas veces es cierto, y para ejemplo tomemos el caso del joven rico (Marcos 10:17-22).

El profeta Malaquías fue quien realizó esta pregunta, y vemos justamente en su libro, Malaquías 3:8 lo siguiente, "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas".

Rendirnos a lo que Dios nos exhorta es parte de nuestra conversión del mundo a ser hijos del Altísimo, donde y cuando lo colocamos como nuestro único Señor, nuestro Padre Celestial, por lo que, como ya lo decía Pablo, ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí (Gálatas 2:20), y en esta nueva vida, nuestra confianza debe ser enteramente en Él, por encima de cualquier otra cosa, incluso por encima de las riquezas. 

A esto es lo que exhortaba y enseñaba Cristo Jesús, pues dice: !!cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! (Lucas 10:24b). 

En cuanto a dar el diezmo podemos señalar que debiéramos entonces comprender que se trata indudablemente de un acto de negación de nosotros mismos, de nuestra autosuficiencia por una confianza entera en Dios. Cuando entrego el diez por ciento de lo que le corresponde al Señor, sencillamente lo que hago es depositar mi confianza en Él y no en las riquezas. 

Hay muchos puntos que precisar en todo esto, dado que se han formulado objeciones, críticas y confusiones de diversas índoles, pero si bien tocaremos algunos puntos, no pretendemos agotar el tema. 

Una de éstas precisiones, que en particular he experimentado, es el hecho de que efectivamente quitar a Dios de nuestra economía no es absolutamente nada recomendable, y por el contrario, pronto el mismo Todopoderoso nos hará entender de que sin Él nada podemos hacer. Entonces, antes que dejarlo fuera de nuestras finanzas, lo más recomendable es colocarlo en el centro de las mismas, lo que nos permitirá ser más francos con nosotros mismos, no malgastar innecesariamente y por supuesto, serle fiel en el diezmo. 

Otro de los puntos que siempre hay que tener en cuenta es que Dios no necesita de nuestro dinero, ni mucho menos de nuestro salario o ganancias, no funciona así la cosa. Es cierto, que los ministerios de la Iglesia se mueven gracias a los recursos que son aportados por todos los miembros, pero la Iglesia no estuvo y no estará pendiente de si tú siembras en la obra o no, pues imagínate si eso fuera así, ninguna obra se realizaría. Los ministerios y la Iglesia misma se mueve por fe y no por vista. 

Entonces, no creas que Dios necesita tu dinero, sino por el contrario Él requiere que tu corazón tenga una nueva visión sobre las riquezas, que tu confianza esté depositada no en los tesoros terrenales sino más bien en los celestiales. 


Sabías que
“Dios es nuestro padre y nunca nada nos hará faltar”.

Gracias Dios Eterno, porque en tu infinito amor nos enseñas a ser buenos administradores de todo lo que tú nos das, amén.

¡Bendiciones!!!!











                                                  «EN LA BARCA»
                                                http://enlabarka.blogspot.com
Dios bendiga a Paraguay
JRW

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