El principio de la sabiduría
Decíamos que no es lo mismo y existe una enorme
diferencia entre los términos temor a… y
temor de…, y en tal sentido,
Proverbios 1:7 (y 9:10), no por casualidad sino por inspiración de Dios,
expresamente dice: “El principio de la
sabiduría es el temor de Jehová”, ratificándose ello nuevamente ello en
Salmos 19:9 “El temor de Jehová es
limpio, que permanece para siempre”; Salmos 34:11 “Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré”; Salmos
110:11 “El principio de la sabiduría es
el temor de Jehová”; Proverbios 2:5 “Entonces
entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios”; Proverbios
8:13 “El temor de Jehová es aborrecer el
mal”, Proverbios 10:27 “El temor de
Jehová aumentará los días”, Proverbios 14:26: “En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y esperanza tendrán
sus hijos”, y en otros versículos más, como Proverbios 14:27, 15:16, 15:33,
16:6, 19:23, 22:4, 23:17, 29:25.
Isaías
también refiere sobre ello en su libro, capítulo 11, versículo 3, 14:3, 33:6, y
en Hechos 9:31, entre otros más.
A
diferencia entonces de tener miedo, más
bien lo que aquí nos indica es que podemos tener una relación con nuestro Padre
Celestial, quien nos da el trato de hijos, y por supuesto, todo hijo debe amor,
respeto, honra y reverencia a su padre.
En
1 Juan 4:18 se explica mejor esta relación y dice “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el
temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor”, y en la Nueva Traducción Viviente se lee así: “En esa clase de amor no hay temor, porque
el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo,
y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios”.
Para
ser sabios, necesitamos primeramente amar a Dios, que es el primer mandamiento,
amar a nuestro prójimo, que es el segundo mandamiento, y diremos luego, que en
esa sabiduría tenemos el temor de Dios, pues aborrecemos el mal.
Sabías que
“El
amor perfecto expulsa todo temor”.
Padre
amado, enséñame de tu amor, de tu misericordia, quita todo miedo, pues
confiadamente quiero habitar en tu presencia, amén.
¡Bendiciones!!!!
«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
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