«Le dijeron que Jesús de Nazaret pasaba por allí. Entonces comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y ordenó que le trajeran al hombre. Al acercarse el ciego, Jesús le preguntó: —¿Qué quieres que haga por ti?
—Señor —le dijo—, ¡quiero ver!
Jesús le dijo: —Bien, recibe la vista. Tu fe te ha sanado.»
Este ciego no era un seguidor de Jesús; era una persona común y corriente.
Para que Jesús bendiga tu vida no hace falta ser un religioso. Ante tu necesidad Jesús vuelve a preguntarte “qué querés que haga por vos”. Solo tenés que pedir específicamente, con Fe.
Orá así: Padre Dios, creo en tu Palabra. Escucho a Jesús preguntándome qué necesito, y ahora pido su ayuda una vez más. En Su Nombre, amén.
Bendecido Lunes!
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