Dónde estas
Siempre es importante hacernos ésta pregunta, ¿estamos
donde querríamos estar?, ¿es lo que deseamos, lo que soñamos, lo que
programamos?
Muchas
veces nos encontramos en un lugar donde no queremos verdaderamente estar, como
un trabajo indeseable, un matrimonio difícil, conflictivo y a punto de
concluir, entre otras miles de circunstancias que cada uno sabe.
Una
vez que hayamos diagramado nuestra situación y determinado que estamos en el
lugar correcto o que aún nos falta poco o mucho por llegar donde queremos, cabe
también preguntarse cuál es mi actitud hacia mis circunstancias, y en
particular, cuál es el lugar que he dado a Dios en todo esto.
Hay dos versículos que quiero traer a colación y que ilustran el punto que estamos
analizando. Uno de ellos es Mateo 22:37 (también en Deuteronomio 6:5), cuando le preguntaron a Jesús cuál es
el primer mandamiento y él dijo: “Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”.
Amar a nuestro Padre celestial con todo el corazón, alma y mente implica una sujeción
total a su voluntad, a vivir conforme a lo que Él tiene planeado para nosotros,
al propósito que tiene para nuestras vidas. Ya no vivo yo, como dice el apóstol
Pablo, mas Cristo vive en mí (Gálatas 2:20), por lo que mis deseos, mis pasiones,
mi voluntad misma debe estar a la par de lo que mi Señor quiere para mi vida,
que siempre será lo mejor, de prosperidad y bendición, no solo para mí sino
también para mi familia.
El
otro versículo es más conocido todavía, y está también en Mateo 6:9, que dice: “…Padre nuestro…”. Cristo Jesús enseña cómo
orar a sus discípulos, teniendo aquí ya una primera lección, dado que los discípulos
no le pidieron que le enseñase a echar demonios ni a sanar a los enfermos, sino
a orar; pero ese es un comentario a
parte nada más, lo que nos interesa es que al iniciar la oración Jesús dice:
Padre nuestro. Este reconocimiento y la revelación que conlleva esa expresión es
de tal magnitud que automáticamente nos convierte a quienes lo amamos y creemos
en sus hijos. Y al ser hijos, pues
sencillamente qué padre no vela por sus hijos.
En
Lucas 11:11-13 dice:
11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?
12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se
lo pidan?
Dónde
estamos. Nos encontramos bajo el abrigo del Altísimo, morando bajo la sombra
del Omnipotente (Salmo 91:1), en su redil como enseña Juan 10:1-5. Examínate y
si no estás donde quieres, donde debes, vuélvete pronto y entra en el gozo de
tu Señor (Mateo 25:23).
¡Bendiciones!!!!
«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
Enlabarka ♥
JRW
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