CÓMO
AGRADAR A DIOS CON NUESTRAS FINANZAS
A través de nuestras finanzas podemos servir y agradar a Dios. Pero para ello es importante conocer no solamente cómo se componen nuestro patrimonio, sino también cuál es verdaderamente nuestra función en el mundo con respecto a ellos. Es importante recordar que donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón (Mateo 6:21).
- PATRIMONIO
Lo primero que debemos saber y conocer es que el patrimonio es el conjunto de bienes y
derechos, cargas y obligaciones, que pertenecen a una persona, física o
jurídica. Así, entonces tenemos:
1.1.
Activos:
Bienes y derechos
Oportunamente haremos alguna aclaraciones respecto a los activos dado que no siempre lo que consideramos un activo, realmente lo es. Pero, por esta oportunidad, basta señalar que comprenden todo aquello que consideramos de valor en nuestro patrimonio.
1.2.
Pasivos:
Deudas y obligaciones.
Al contrario del activo, las deudas y obligaciones son aquello a lo que estamos sometidos a cumplimiento, y muchas veces restan de nuestro activo. Los pasivos nunca deben ser mayores a los activos, pues de ser así, iríamos irremediablemente a una bancarrota.
Queremos enfocarnos en particular sobre las deudas.
Lo primero que debemos saber es que las mismas no son de Dios, nuestro gran proveedor no pretende que nos inundemos de obligaciones, sino por el contrario, que vivamos una vida de libertad financiera. Por supuesto, ello no se logra de la noche a la mañana, más aún si no nos convencemos de que Dios tiene que ser lo primero en nuestra vida, independientemente a nuestras circunstancias. Eso, es vivir en fe, y allí es donde constantemente tropezamos, dado que queremos andar por vista y no por lo que no vemos. En fin, las consecuencias de las deudas son:
2.1.
La aflicción
o las preocupaciones que éstas acarrean a nuestra vida.
Las obligaciones, deudas, el estar viviendo al límite de nuestras finanzas nos acarrean una servidumbre inexplicable, que no la vemos, pero que sí la sentimos. Es prácticamente estar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, sometidos a las mismas, muchas veces inconcientemente.
Vemos a todo nuestro alrededor, despertándose temprano para ir a trabajar, apresurados sin siquiera tomarse un pequeño tiempito para agradecer a Dios por ese día. Corriendo al trabajo, y laborando todo el día, para luego regresa a casa, cansados, con ganas solamente de mirar un poco de TV y luego tirarse a la cama, porque mañana continúa la misma rutina. Eso el Altísimo no quiere para nuestras vidas, pero nosotros mismos nos ponemos la soga al cuello cuando nos endeudamos excesivamente, por un auto nuevo, por una casa más grande, por vestimenta cara o un viaje que realmente no lo podemos pagar. Muchos se endeudan por años, con tal de tener cosas que muchas veces ni siquiera necesitan. Hoy con las tecnologías, muy abrumadoras, pues nos obligan prácticamente a estar conectados y ello tiene un alto costo que no todos podemos pagar. Puedo decir que dejé de tener los teléfonos y tabletas de última generación cuando me dí en cuenta que ni siquiera mi salud estaba cuidando y ni siquiera había cumplido con deudas de primera necesidad en mi hogar. Transtornado a veces por lo que la gente o nuestro entorno nos quiera imponer, pero decidí no hacer caso y bueno, tengo un teléfono normal, sin que sea demasiado extraordinario ni de última, pero igual cumple su función.
Cuando comprendemos algunas de estas cuestiones sencillamente nos liberamos de cargas pesadas y agradamos a Dios. Somos más felices con menos.
2.2.
Cómo se
generan (Larry Burkett)
Burkett es un especialista en estos temas y enseña que existen tres formas o marcantes que nos endeudan. Veamos:
2.2.1.
Necesidades: Comer, vestirnos, el transporte, etcétera, son necesidades que diario debemos cubrir, por lo que endeudarnos por las cuotas de la universidad o las del colegio de nuestros hijos, pues es necesario, dado que pretendemos una mejor educación y formación para los mismos o para nosotros mismos.
Es importante entender en este sentido que no podemos endeudarnos por alimentos, pues ello no tiene mucho sentido, es decir, si debemos por alimentos realmente ya estamos en una situación financiera bastante grave, pero sí debemos comprender, en el caso por ejemplo de ser asalariados, que parte de ese salario corresponderá a alimentación, otra parte debemos separar para nuestros gastos de vivienda, alquiler u otros, transporte, energía eléctrica, agua, etcétera. Entonces, es fundamental que tengamos nuestro presupuesto de gastos bien organizado.
2.2.2.
Deseos: Esto es lo que queremos, atendiendo lógicamente a nuestro presupuesto. Queremos una TV más grande, por lo que luego de poner en orden nuestros gastos de "necesidades" básicas, y si nos sobra un poquito, pues por qué no, ir a la tienda y adquirir una televisión con mejores características de la que tenemos. Para estos efectos es fundamental nuestro presupuesto, y por supuesto, que el mismo esté conforme a lo que Dios tiene preparado para nosotros. Es importante recordar que si vivimos en fe, pues sencillamente los milagros se irán dando diariamente. Existen miles de testimonios de esto, y particularmente puedo decir, que en nuestra vida Dios ha actuado de muchas maneras.
2.2.3.
Caprichos: Aquí es donde debemos extremar los cuidados. Cuando compramos no ya por un "para qué" sino simplemente "por que quiero", "porque me lo merezco" o "por que sí", es donde perdemos la dirección de nuestra economía y podemos padecer por ello y de seguro que pagaremos por nuestra imprudencia. "El prudente ve el peligro y lo evita" dice en Proverbios 27:12.
Capricho es querer 2 o 3 pares de zapatos, cuando que con uno podemos andar tranquilamente, o cuando queremos el último teléfono que ha salido a la venta, cuando que ni siquiera todavía hemos pagado todo el anterior, o cuando queremos un 0 km, y sin embargo no tenemos casa, no tenemos asegurado el trabajo, no tenemos ahorros y debemos hasta en la tienda de la esquina. Es lindo, es cierto, es muy gratificante tener cosas, más si esas cosas son nuevas y podemos lucirlas ante nuestros amigos y familiares, pero eso dura muy poco, como máximo 1 semana, 1 mes, y puedo darte hasta 3 o 6 meses también: pero la deuda, la deuda dura hasta que se pague totalmente. A veces, 1 año, 2 años, o más, y el esfuerzo, las angustia muchas veces por pagar todo y no poder hacerlo, pues agotan a cualquiera. Prefiero, como se dicen en los Proverbios de Salomón, obrar con prudencia y no con capricho.
Versículo clave: 3
Juan 1:2
Amado, yo deseo que tú seas prosperado
en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Amado, ruego que seas prosperado en todo
así como prospera tu alma, y que tengas buena salud (LBLA)
Más adelante vemos algunos tips para no gastar demás, para organizar nuestro presupuesto, pero principalmente para someternos enteramente a la voluntad de Dios. Él debe ser lo primero en nuestra vida, si caminamos con Él no necesitaremos tener lo último de lo último en tecnología para sentirnos bien, no hará falta pues Él nos sustenta y con el gozo que nos da el Espíritu Santo, pues es más que suficiente. Dios los bendiga.
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