Qué haces aquí
Elías fue uno de los más grandes profetas que hallamos
en el Antiguo Testamento, pero no por ello, dejó de enfrentarse a terribles
dificultades que le permitieron crecer en su fe y relacionamiento con Dios.
Leemos
en 1 Reyes una historia singular de lo que aconteció con este gran profeta,
cuando enfrentó al pueblo israelita que se había desviado grandemente de los
caminos del Señor, en pos de otros dioses y en particular de Baal.
En
1 Reyes 18:20, inicia todo cuando Acab convocó a todos los hijos de Israel, y
reunió a los profetas en el monte Carmelo, y acercándose Elías a todo el
pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis
vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en
pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. Luego de ello retó a los 450
profetas de Baal diciéndoles: Dénsenos,
pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre
leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré
sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de
vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere
por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien
dicho”.
Los
profetas de Baal hicieron lo imposible para que baje fuego del cielo, pero
nada. Más Elías rogó y descendió un fuego que consumió no lo los bueyes sino
hasta las doce piedras que había colocado en el lugar.
38 Entonces cayó fuego de
Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió
el agua que estaba en la zanja.
39 Viéndolo todo el pueblo, se
postraron y dijeron: ! Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!
1 Reyes 18:38-39
Prendieron
a los 450 profetas de Baal y luego los degollaron. Podría decirse sin dudas que
se trató de una de las mayores batallas demostrativas del poder del
Todopoderoso y de la incredulidad del pueblo, de las veces que han sido
llamados y sin embargo erraban en su caminar, yendo tras la idolatría.
Pero
la enseñanza de todo esto está en el capítulo siguiente, cuando luego de esta
victoria el gran profeta de Dios tuvo miedo de las amenazas de Jezabel y huyó. En
1 Reyes 19, versículos 3 y 4 leemos: “Viendo,
pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba,
que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día
de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo:
Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
Extraño
y desolado pedido de un gran hombre de Dios, que evidentemente enfrentaba una
de sus peores crisis y olvidó que tan grande y poderoso es el Altísimo.
Luego,
vemos, que el socorro del Padre Amado vino enseguida, y a la vez, ésta
interrogante: “¿Qué haces aquí, Elías?”.
Te
ruego, que cambies el nombre, y en vez de Elías
ponle tu nombre y hazte la misma pregunta, qué haces aquí, qué estás haciendo ahora, en qué lugar, posición te
encuentras, ¿estás en una cueva oculto?, tienes miedo. Es importante reconocer
que si el gran profeta de Dios, éste hombre que no solamente hizo que
descendiera fuego del cielo, sino que realizó innumerables milagros,
trastrabilló en su fe, pues cualquier de nosotros pues sencillamente podemos estar
en las mismas condiciones, pero Dios luego nos pregunta, con su amor característico
y la apacibilidad de un padre, qué haces
aquí, y luego nos exhorta, levántate,
vuélvete por tu camino.
No
debemos claudicar, si bien podremos encontrarnos abatidos y sin fuerzas, pero
no debemos rendirnos, sino por el contrario, esperar enteramente y con fe en nuestro
Señor, quien libra nuestras batallas.
Salmo 121:1-2
"Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra"
¡Bendiciones!!!!
«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
Enlabarka ♥
JRW
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