El perdón a los padres
Veíamos que debemos honrar a nuestros padres, dado que
ello es un mandamiento, y explica el apóstol Pablo, que es el primer
mandamiento con promesa, para que te vaya bien y tus días se alarguen.
Ahora,
hay ciertas circunstancias que se dan que muchas veces imposibilitan esa relación
entre padres e hijos, justamente porque los progenitores no han sido lo
suficientemente amorosos con sus hijos, no los han cuidado, no los han
protegido, los han abandonado, o sencillamente nunca demostraron afecto alguno,
pues muchos son duros con sus hijos, descargando a veces su enojo, frustración e
ira en sus pequeños, produciendo aquello odio y resentimiento por parte de los niños
e incluso en los jóvenes.
21 Entonces se le
acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque
contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No
te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Mateo
18:21-22
Vimos que honrar es, por una parte, lo afectivo,
que comprende la importancia de valorar, en este caso particular a nuestros
padres, de tratarlos con estima, con amor, con un significativo aprecio
(¡nuestros padres son!); y, por otra parte es lo que va más allá de los
sentimientos, que ya se encuentra en el ámbito del dar, del hacer, esto
es respetar la autoridad de nuestros padres dada por Dios y cuando mayores,
cuidarlos. A esto último, no como un sentimiento sino como una decisión,
podemos agregar que debemos perdonar a nuestros padres, cualquier
afrenta, daño o lo que fuere que nos hayan hecho, dado que el perdón nos
liberará de esa carga y demostraremos nuestro amor a Dios y hacia ellos.
Cristo Jesús enseña que debemos perdonar. No una
sola vez, sino todas las veces que fuere necesario.
¿Y por qué no perdonar a nuestros padres? A
diario escuchamos de muchas cosas horribles que los padres hacen a sus retoños,
desde querer abortarlos hasta castigos desmesurados, insultos que marcan de por
vida, descuidos imperdonables, entre otras miles de cosas inimaginables muchas
veces, pero para todo eso, el perdón de Cristo Jesús es el remedio eficaz que
cura dichas heridas, que sana por completo al alma y que libera de esa pesada
carga.
Las personas que han perdonado a sus padres han podido disfrutar de una
vida totalmente transformada y como la promesa lo dice, sus años se alargan.
Vivir con la carga de que no le has dirigido la
palabra a tus padres por meses o años, sencillamente es un peso que ningún ser
humano debiera soportar. Al contrario, disfruta a tus padres, ámalos, Dios te
los ha regalado con un propósito, y al final, solo tienes un papá y una mamá en
la tierra, por lo que nadie ni nada nunca te podrá arrancar eso.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo,
porque esto agrada al Señor.
Colosenses 3:20
Corona de los viejos son los nietos,
Y la honra de los hijos, sus padres.
Proverbios 17:6
Ama
a tus padres, perdónalos y hónralos.
¡Bendiciones!!!!
«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
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