Ante tu desgracia primero ora a Dios, después levántate y lucha con todas las fuerzas, porque no estás solo.
Proverbios 17:22
"El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos"
El primer gran remedio que tienes que tomar ante cualquier situación: emocional, física o espiritual,
es un cambio en tu corazón, en tus pensamientos, en tu actitud. Vuélvete poderosamente confiado en Dios, llena tu corazón de fe y convencimiento de que las promesas del Señor se van a cumplir en ti y que todo lo malo pasará, y tú permanecerás firme.
Saca la tristeza, el pesimismo y la ansiedad; cuando cambia tu actitud, empieza literalmente a cambiar todo. Bendiciones
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«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
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