La humildad nos hace confiar en Dios
Más dependemos de Dios, más humildad podremos
experimentar. Es interesante como nuestra vida va hallando momentos y
situaciones en las que hacemos que el Padre Celestial nos gobierne y en tal
sentido, retrocede mi propio yo.
En
1 de Corintios 10:24 leemos que el Apóstol Pablo enseña que ninguno busque su propio bien, sino el del
otro, habiendo dicho lo mismo también en Romanos 15:2, “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su
edificación”. Este versículo en la Nueva Versión Internacional (NVI) dice: “Cada uno debe agradar al prójimo para su
bien, con el fin de edificarlo.
El
mismo Pablo fue ejemplo para los demás en este sentido, y manifestaba:
El
apóstol Pablo dice:
Así como también yo procuro
agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos,
para que sean salvos.
1
Corintios 10:33
Más permanecemos en el Señor, más nos
humillaremos y seremos servidores gloriosos. El servicio en sí es una de las más
claras demostraciones de amor al prójimo, de amor a Dios, y representamos ese
amor para todos aquellos que todavía no conocen la palabra, siendo testimonio
para otros.
En esto, es importante tener en cuenta que somos
reflejo de que tenemos en el corazón. Si no manifestamos ese amor de Dios en
nuestra vida, es muy posible que no vivamos en la humildad del Señor y la gente
pueda ver que lo que decimos es hipocresía, pues nos llenamos muchas veces la
boca de buenas palabras, pero en nuestros hechos representamos soberbia y egoísmo,
no siendo éstos frutos del Espíritu Santo.
Humíllense delante del Señor, y él los
exaltará
Santiago 4:10 (NVI)
Por
lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto
entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.
¡Bendiciones!!!!
«EN LA BARCA»
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