Abundan hoy día los libros, videos, conferencias y otras cosas más que te hablan y enseñan sobre la prosperidad, de cómo hacerte rico en dos o tres pasos sencillos, o qué hacen los millonarios y qué no hacen, y en fin, la lista es larguísima, y cada tiempo un nuevo experto es reconocido por sus logros y todos intentan imitarlo. Pero recuerda que únicamente es la "bendición de Jehová es la que enriquece,
Y no añade tristeza con ella" (Proverbios 10:22).
Todo enriquecimiento lleva consigo también un caudal importante de problemas, que necesariamente deberás enfrentarlos y solucionarlos, y eso implicará en tu vida, desafíos constantes que incluso no te dejarán dormir. El rey Salomón ya lo decía así: "No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste" (Proverbios 23:4).
Existe una palabra que me ha ayudado en todo esto y quiero compartirla contigo, que la encontramos en 3 Juan 1:2, y leemos
«Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma».
Prosperado en todas las cosas implica realmente un crecimiento espiritual de tal envergadura que si bien te acrecientes económica y financieramente, también lo harás en otros ámbitos de tu vida, como por ejemplo la familiar, la matrimonial, y tu relacionamiento con Dios. Por más empresas o riquezas que ostentes, nada te apartará de la presencia del Altísimo, y por eso, es importante que en lo poco que Dios te da seas fiel, pues sobre mucho él te podrán y te bendecirá.
Sabías que:
“Dios quiere prosperarte en todo”.
Padre moldéame y enséñame bien, para serte fiel tanto en lo poco como en lo mucho, amén.
«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
JRW
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