«Así que Moisés dio las instrucciones al pueblo de Israel, y cada uno de los doce jefes de las tribus, incluido Aarón, llevó una vara a Moisés; Entonces Moisés colocó las varas en la presencia del Señor en el tabernáculo del pacto. Al día siguiente, cuando Moisés entró en el tabernáculo del pacto, encontró que la vara de Aarón, que representaba a la tribu de Leví, ¡había retoñado, echado brotes, florecido y producido almendras maduras!»
Había 12 príncipes que, aunque eran absolutamente infructíferos, como palos secos, igualmente pretendían tener autoridad sobre el pueblo, y hasta se habían rebelado contra Moisés.
Dios tocó una de esas varas secas y reverdeció de tal manera que dio almendras.
No naciste para dormir, comer, trabajar, siempre la misma rutina sin mayores resultados. Fuiste creado con un propósito mayor! Pero necesitas que Dios te transforme para dejar de ser un palo seco, reverdecer y dar tanto fruto que aun seas de influencia positiva sobre los demás!
Ora así: Padre Dios creo que hay un propósito en mi, pero como aquella vara aún no he dado suficientes frutos. Por eso me pongo en tus manos para reverdecer, florecer y fructificar! En el Nombre de Jesús, amén.
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