Ser para hacer
Estamos en un tiempo donde todos (o la gran mayoría), quiere aparentar lo que no es, viviendo así la vida de otros, o procurando por lo menos hacerlo. Hacen un sin número de cosas y actividades para aparentar, ya sea felicidad, placer, diversión, o por lo menos paz y tranquilidad, pero no llegan a nada, y finalmente se sienten tan vacíos que siguen buscando otras alternativas, pero sin éxito alguno.
Podemos arrancar afirmando que somos Hijos de Dios, lo que no es poco e incluye entre otras características de tal percepción de entender y comprender nuestra "identidad". Es fundamental para cualquier persona hallar esa identidad que solo nuestro Padre Celestial tiene reservada para cada uno.
Quiénes somos, es la pregunta que halla su respuesta en toda la Biblia, y que nos enseña que somos Hijos de Dios, sus hijos amados. Esto a la vez está concatenado con nuestro propósito aquí, es decir, cuál es nuestra finalidad, qué nos motiva vivir cada día, hacia dónde nos dirigimos. Cualquier persona que quiera trasladarse de una ciudad a otra, sabe el camino, o aunque no conoce totalmente la ruta, sabe que tomando tal o cual medio de transporte, dicho medio le permitirá llegar a buen puerto.
Pues así mismo es nuestra vida en Cristo. Somos constituidos Hijos de Dios, y nuestro propósito está centrado en "ser" los Hijos amados del Padre Celestial. Si no sentimos que "somos" sus hijos, pues sencillamente algo nos está faltando (Romanos 8:16). Y somos coherederos con Cristo (Romanos 8:17).
En Efesios 5:1 claramente dice, "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados". Y en Salmos 2:7 leemos, "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy". En Oseas 1:10, en la parte final, dice: "Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente".
También en Lucas 1:12, leemos un versículo muy conocido, que dice: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios".
Pablo en su epístola a los Romanos, refería, "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Romanos 8:14), y seguido a ello, añadió, que: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16).
Quiénes somos, pues evidentemente en Romanos 8:16 queda muy claro, que el mismo Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos los hijos del Altísimo, gloria a Dios.
Y los versículos siguen, pues como indicamos, toda la Escritura da testimonio de lo que "somos", y finalizamos las citas, con 1 Juan 3:1-2, que dice:
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
¡Bendiciones!!!!
Sabías que
“Somos Hijos de Dios, y por tanto coherederos con Cristo”.
Padre nuestro, gracias por tu infinito amor y misericordia, hazme digno de ti, amén.
«EN LA BARCA»
Dios bendiga a Paraguay
JRW
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